La presencia de Nuestro Mezcal en la Región Norte del Estado de Guerrero —y las zonas colindantes de Morelos y México— se remonta a por lo menos seis generaciones de la Familia Figueroa.
Compaginada durante muchos años con otras actividades —entre ellas la siembra de la caña y la producción de aguardiente y ron—, la fabricación de mezcal es el resultado de perpetuar las tradiciones locales, herederas de nuestras raíces prehispánicas, de México y el universo del maguey y el pulque, y al mismo tiempo de España, de la destilación y de los árabes.
Los hermanos Ricardo y Francisco, posteriormente Don Amado y Don Margarito, y en tiempos más recientes, Don Ricardo, —siempre de la mano de Florentina, de Doña Isidora, Tía Ema, Tía Gabina y Doña Ilse...— son algunos de nuestros antepasados, cuyo esfuerzo ha transformado al mezcal, de ser una actividad complementaria, pasando por las épocas de la persecución y las temibles inspecciones fiscales —que nos vistan desde la década de 1940—, por una cuidadosa y medida modernización, hasta convertirlo en nuestra pasión, y en un sueño en constante proceso de materialización.
Hoy en día, Mezcal Amaxak es el heredero de dicho legado, en cuya historia se entretejen nombres —como Mezcal Figueroa y Mezcal El Platanar—, y lugares —como El Milagro, Pilcaya, El Despoblado o El Platanar—, perpetuando la tradición familiar, y siendo elaborado desde, por lo menos, 1875, en la Fábrica de Mezcal El Refugio.